lunes, 21 de noviembre de 2011

La Clave : "Ser más Económico"

Excelente articulo :

Tradicionalmente, el Consumo Máximo de Oxígeno (VO2 máx.) y el Umbral Anaeróbico (UAN) se han utilizado para justificar que tal o cual atleta obtuviese mejores o peores resultados en competición. Así, su detección mediante pruebas de esfuerzo con análisis de gases y/o de ácido láctico en sangre, y la estructuración de las diferentes zonas de entrenamiento, en base a dichos resultados, se ha convertido durante años en una herramienta de incalculable valor para corredores y entrenadores.
El VO2 máx. refleja, como ya vimos en un artículo anterior, la capacidad de aportar oxígeno al músculo y utilizarlo para generar la energía necesaria para producir la contracción muscular y por ende, el movimiento. Este parámetro es capaz de discriminar a una población de deportistas heterogénea, pero pierde su eficacia cuando intentamos comparar a atletas de una prestación similar. Incluso nos podemos encontrar con la paradoja de que un corredor con un Consumo Máximo de Oxígeno más elevado posea peores marcas que otro con un VO2 máx. más discreto.
El umbral anaeróbico, por su parte, representa el punto en el cual se rompe el equilibrio en la relación entre producción y eliminación de ácido láctico, empezando a incrementarse de esta forma la concentración de este último en sangre. Este parámetro es muy útil a la hora de estudiar en qué medida interviene el metabolismo anaeróbico en cada de zona de intensidad. Sin embargo, tampoco ha servido para esclarecer el por qué de las diferencias en las pruebas de ultrafondo.
En este contexto, en los últimos años, se viene proponiendo que la economía o eficiencia de movimiento, la relación entre potencia producida (en nuestro caso, velocidad desarrollada) y energía empleada para ello, puede complementar a los dos parámetros anteriores en la predicción del rendimiento en pruebas de ultrafondo. Este planteamiento se basaría en el conocimiento de la cantidad, y especialmente, la calidad del gasto energético que supone para un atleta correr a una velocidad objetivo específica.
Sin embargo, como ya advertía Gina Kolata en su columna del New York Times hace un par de años, la búsqueda de su mejora se asemeja a la búsqueda del Santo Grial y apenas contamos con un puñado de casos documentados de atletas cuya economía de carrera haya mejorado gracias al entrenamiento.
Uno de esos casos es el de la maratoniana inglesa Paula Radcliffe. Su economía de carrera fue mejorando paulatinamente desde 1992 hasta 2003, lo que le permitió incrementar su velocidad de crucero sin alterar su consumo de oxígeno y le catapultó hasta su estratosférico Record del Mundo de Maratón en Londres (2h 15’ 25”).
Otro caso paradigmático es el de Lance Armstrong. Edward Coyle, fisiólogo de la Universidad de Texas, evaluó su eficiencia de pedaleo en el periodo comprendido desde 1992 hasta 1999, hallando una mejora superior al 8% al final de dicha etapa. Esta adaptación, sugiere Coyle, fue el factor fisiológico más relevante en la mejora del rendimiento del ciclista estadounidense desde los 21 a los 28 años.
Así, el objetivo de este artículo es desgranar qué factores influyen o determinan este nuevo parámetro de rendimiento, y a partir de ellos, justificar posibles medios o estrategias para optimizar el entrenamiento del Corredor de Montaña.

Factores que influyen en la economía de carrera

Entre los factores que afectan la economía de movimiento, podemos diferenciar entre extrínsecos e intrínsecos al sujeto; nosotros vamos a centrarnos en estos últimos como punto de partida para establecer luego posibles actuaciones en nuestro proceso de entrenamiento encaminadas a mejorar nuestra eficiencia de carrera.

Variabilidad Biológica. Tipología de las Fibras Musculares

Bajo el término variabilidad biológica, se engloban todas aquellas variables antropométricas y fisiológicas ligadas tanto a la ontogénesis como a la filogénesis de los individuos. Así, puede ocurrir que algunas variables que pueden influir en cierto grado en el rendimiento (p. ej. la talla), tengan su origen tanto en condicionantes de tipo genético (raza, sexo) como madurativo (edad). Entre ellas, probablemente una de las más representativas y estudiadas sea la tipología de fibras musculares. Según se desprende de los trabajos publicados por el investigador Edward Coyle, al que hacíamos alusión en la introducción, a velocidades bajas, las fibras tipo I -las llamadas fibras rojas o lentas-, ofrecen mayor eficiencia que las rápidas o tipo II. Esto se explicaría por una mayor capacidad de las primeras para acumular energía elástica.

Factores Biomecánicos

La mayoría de expertos coinciden en señalar que la longitud de zancada es el factor biomecánico más influyente en la economía de carrera. Sin embargo, no existen evidencias empíricas que indiquen que una longitud de zancada más corta o más larga, en términos absolutos o relativos (comparativamente con la altura), se pueda relacionar con una peor o mejor economía de carrera. En este sentido, parece que los corredores son más económicos con la amplitud de paso elegida libremente para cada velocidad, y no con amplitudes acortadas o alargadas.
Por otra parte, menores oscilaciones verticales, menores movimientos de brazos y mayor simetría en el gesto son otros parámetros observados en corredores de élite y que explican su mejor economía de carrera en comparación con corredores moderadamente o nada entrenados.
Kilian Jornet: uno de los máximos exponentes actuales de la economía de carrera

Stiffness o Rigidez músculo - tendinosa

Una mayor capacidad de almacenar energía elástica durante la fase excéntrica de la carrera puede reducir significativamente el gasto energético de la misma. En este sentido, algunos investigadores han observado que los corredores más económicos muestran una musculatura más rígida con peores resultados en test de flexibilidad. Estos resultados se basarían en que una musculatura menos flexible, y por ende más rígida, contribuiría a una mejor estabilización de las articulaciones. Y esa mayor estabilidad, reduciría el excesivo rango de movimiento que tendría que contrarrestarse con un gasto energético adicional por parte de la musculatura estabilizadora.
Otros estudios, sin embargo, comprobaron que un entrenamiento encaminado a mejorar la flexibilidad se relacionaba con una reducción del VO2 submáximo (mejora en la economía de carrera). De todo ello se desprende que no podemos afirmar que la flexibilidad, en su sentido más amplio, este directa o inversamente relacionada con la economía de carrera. Puede que cierto grado de flexibilidad en algunas zonas y articulaciones sea contraproducente, y sin embargo otras articulaciones se vean beneficiadas de ese grado de movilidad.
Una vez esbozados los factores que definen la Economía de Carrera, el “nuevo” parámetro de rendimiento que os presentaremos en este artículo, en la segunda parte del mismo, donde se propondrán y justificarán posibles medios o estrategias con los que condimentar nuestro entrenamiento para tratar de incidir sobre ella, aunque todo esto lo publicaremos próximamente.

HOY 12 KM EN UNA HORA CON BUENAS SENSACIONES, EN LA SEGUNDA PARTE ACOMPAÑADO DEL PANITA MIGUEL

1 comentario:

miguel angel dijo...

sendo artículo. bien por compartirlo.

un saludo,
ma