lunes, 23 de noviembre de 2009

LA CURACIÓN LLEGA DEL FRÍO

Excelente artículo del Doctor y Atleta,(a él si se le puede llamar así, no yo que soy un "bate quebrao" como dirían mis paisanos)de finales de los 80´y principios de los 90´con la Selección Española,además de excelente persona HERNAN SILVAN.

El enfriamiento es beneficioso en las lesiones deportivas porque mejora el dolor y el espasmo muscular que lo acompaña. También reduce la posible hemorragia, interna o externa, acortando el proceso de recuperación de la contusión, contractura o tirón muscular.
Sobre los ligamentos de las articulaciones ejerce un efecto cicatrizante evitando la extensión del proceso por el área lesionada.
La eficacia del frío en las lesiones deportivas disminuye a medida que pasan las horas desde que se inició el percance. Así, se establece como norma general que en las 72 primeras horas, esto es, en los tres primeros días, el hielo resulta extraordinariamente útil. Pero más allá pierde eficacia.
¿Qué hace el frío para curar?
En los tejidos blandos (músculo, tendón, ligamento) el frío minimiza la hemorragia y tumefacción que impiden el desarrollo normal de la “cicatriz terapéutica”.
El frío es el principal agente físico para lesiones de sobrecarga con importante dolor. Su efecto analgésico procede del “adormecimiento” de los receptores del dolor, especialmente excitados cuando la lesión es aguda.
La mejoría del espasmo muscular por aplicación de hielo se debe a la reducción del flujo sanguíneo capilar (el de los vasos menores) con la consiguiente disminución de inflamación. También es observable una gran reducción de oxígeno en la zona donde se aplica el frío, lo que supone disminuir la propagación del proceso.
Todo ello se debe a la “vasoconstricción” o cierre de los vasos que corta de raíz la difusión del cuadro y los síntomas.
Pero es necesario tener en cuenta que tras el enfriamiento de la parte lesionada, el atleta no debe volver de inmediato a la actividad deportiva, ya que la gravedad y la extensión de la lesión pueden quedar enmascaradas por el efecto analgésico. Es esta la razón por la que se aconseja la aplicación del frío después del entrenamiento o la competición.
Las distintas formas de frío
Cuando terminamos de entrenar en la montaña, especialmente en los meses de verano, parece que el cuerpo nos pide refrescarnos en esas aguas heladas del nacimiento de los ríos. Este curioso comportamiento es una de las más naturales aplicaciones del frío para apaciguar a las articulaciones recién solicitadas o a los músculos que acabamos de trabajar por esos maravillosos parajes.
Por tanto, el agua helada es la primera aplicación terapéutica del frío en la prevención y curación de la sobrecarga o la lesión deportiva. El hormigueo posterior que sienten nuestras piernas al salir de esas aguas nos indica que comienza la vasodilatación reactiva, pues nuestros vasos sanguíneos se cierran inicialmente con el frío para abrirse violentamente cuando cesa éste. Todo ello mejora la circulación y evita el estancamiento de las sustancias tóxicas que poblarían nuestros músculos y articulaciones tras la actividad física.
La segunda aplicación del frío más utilizada por deportistas y terapeutas es el agua helada en forma de cubitos. Cuando no estamos cerca de las frescas aguas de algún lago o río y hemos terminado nuestro entrenamiento o competición en una pista de atletismo o parque urbano, la más socorrida forma de “crioterapia”(aplicación terapéutica del frío) consiste en pedir unos cubitos de hielo al camarero más cercano.
Vemos como en los deportes de equipo como el fútbol o el baloncesto cuando cambian a los jugadores estos se aplican unas bolsas con hielo en las articulaciones o el músculo más dañado. Suelen ser bolsas de tela plástica con un tapón en la parte superior, por donde cargamos con los cubitos, que se deforman fácilmente y así se adapta a la forma de la rodilla, el tobillo o la pierna.
Otra forma de aplicación del frío consiste en una bolsa que contiene un gel que al helarse mantiene esta forma, y por tanto la fría temperatura, durante un cuarto de hora o veinte minutos. El inconveniente de estos geles es la poca duración y la ventaja es la rapidez con que se hielan y la reutilización. Otra ventaja es que muchos de ellos son utilizables, al pasarlos por microondas, como compresas de calor en otras aplicaciones médico-deportivas. Se ha hecho muy popular una forma de antifaz para cubrir las ojeras, por encima de la nariz, con aplicación en dolor de cabeza y golpes en la frente y nariz, frecuentes en los deportes de contacto.
Derivados químicos similares a los geles descritos son los utilizados en las llamadas bolsas de “frío instantáneo” que no necesitan ponerse a congelar y por su fácil transportabilidad son muy socorridos y se encuentran en las mochilas de muchos deportistas. La bolsa de frío instantáneo se somete a un golpe seco que hace que el pequeño contenedor de gel de su interior se mezcle con un reactivo químico produciendo una rápida escarcha que enfría de inmediato.
Existen en el mercado unas bandas de gel que, sin necesidad de congelar, simplemente enfriando en el frigorífico proporcionan una temperatura excelente para reducir los incipientes edemas de contusiones, distorsiones y esguinces. Se enrollan en torno a la articulación sin presionar excesivamente y en veinte minutos o media hora han conseguido un fuerte efecto vasoconstrictor, con moderado enfriamiento y garantizando la ausencia de agresión a la piel.
El spray de frío
Si hablamos de la agresividad del frío excesivo sobre la piel es porque la mayoría de los tratamientos con frío en el deporte se aplican protegiendo la piel con una fina tela. El contenedor de cubitos de hielo que describíamos antes ya ha tenido en cuenta este aspecto y lo incorpora en el exterior de su bolsa, pero los geles fríos suelen contenerse en plástico por lo que necesitan un paño fino para que su aplicación sobre piel enfríe y no congele. Pero en la aplicación gaseosa del frío (spray de fluorometano o cloruro de etilo) no se usa el descrito paño. Es decir, se aplica directamente sobre la piel. La seguridad cutánea se consigue aplicando el chorro de gas a una distancia prudencial de quince a veinte centímetros sobre la zona a tratar. Igualmente la inclinación del disparo debe ser menor de noventa grados, por tanto no aplicar perpendicularmente.
La ventaja del spray es la inmediatez. La desventaja es la fuerte irritación, que llega a quemadura, si no se aplica bien
El masaje con hielo
Utilizando un cubito grande de hielo (que hemos obtenido de helar un vaso de agua al que hemos puesto un depresor de lenguas de los que utilizamos los médicos o un palito de helado) comenzamos la sesión de masaje con un acariciamiento largo y suave de la zona a tratar. Luego realizamos una presión creciente, según tolerancia del paciente. Buscamos trazos longitudinales si estamos en músculo o trazos circulares y cortos si estamos en articulaciones.
En los traumatismos recientes conseguimos disminuir hematomas por la vasoconstricción de los vasos sanguíneos superficiales y rompemos el círculo vicioso que produce más espasmo muscular cuanto más dolor haya al relajar las finas terminaciones nerviosas que mantienen esa percepción dolorosa excesiva.
Es conveniente comprobar antes de nada que la piel esté bien seca y bien limpia y que nuestro paciente tenga buena sensibilidad en la piel, pues si no es así no nos va a avisar de posibles quemaduras cuando profundicemos con el hielo o llevemos mucho rato. Se debe ir limpiando el agua sobre la piel y comprobaremos, dejando de aplicar el hielo a ratos, que la piel va respondiendo con el enrojecimiento clásico.
Su eficacia es mayor si se aplica sobre pequeñas estructuras como tendones, ligamentos o pequeños músculos.
Los geles fríos
El hidroalcohol que los constituye da solubilidad a la sustancia activa, aumentando la absorción cutánea y produciendo una característica sensación de frescor en la piel. Su aspecto es menos graso que el de las cremas y por tanto más atractivo al uso, pero su efectividad suele ser igual, e incluso menor ( se necesita aplicar más cantidad). Como vehículos para masaje resultan algo “secos”, frenando rápidamente los dedos, pero mezclados con aceites esenciales se convierten en una excelente materia para masajear.
También son utilizados en la aplicación de ultrasonidos, donde tienen la función añadida de gel conductor (fonoforesis).
El gel tópico refrescante por excelencia es Flex-All (Ari-Med Pharmaceuticals), para el alivio de trastornos menores de los músculos y de las articulaciones como tendinitis, esguinces o tirones musculares.
Su composición a base de mentol, metilsalicilato y menta piperita se suaviza con aceites de eucalipto, tomillo y gel de aloe vera para no irritar la piel.
Otro extraordinario gel para refrescar es el Gel Tónico de Cobre (Weleda) con propiedades refrescantes y defatigantes para el músculo por su composición de limón, bardana, hamamelis, endrina y sulfato de cobre, con un color verdoso tan agradable como su aroma. Posee, igualmente, propiedades antiinflamatorias por incluir una buena cantidad de árnica montana.
Por su fuerte composición con mentol, el característico gel azulón americano llamado Mineral Ice, es uno de los geles fríos más utilizados en el mundo para el tratamiento y alivio de golpes, torceduras y distensiones musculares. Tímidamente introducido en España, se puede encontrar, como el resto de materiales descritos en este artículo en tiendas especializadas en productos de Medicina Deportiva.

Ayer 50 minutos suaves. Medio K.O por molestias abdominales y resfriado

1 comentario:

Oscarunin dijo...

gran articulo meu...
igual me lo tengo que poner yo, que ando algo tocado de la rodilla.. sobrecarga?
sau2