miércoles, 23 de marzo de 2011

Fracturas de Estres y la Carrera

Interesante artículo de uno de mis maestros y excelente ser humano
Dr. Ricardo Javornik

La carrera como deporte específico o como parte de otros deportes se caracteriza por una marcada participación del sistema osteomuscular. Este fenómeno ha determinado la aparición de diversas lesiones en los músculos, tendones y huesos. En esta última área cabe destacar las fracturas de estrés. Las mismas se presentan como consecuencia de la sobrecarga determinada por la actividad deportiva y que se deben en tomar en cuenta a la hora de evaluar a atletas activos que consultan por síntomas y signos del aparato osteomuscular, ya que su sintomatología puede asemejar a un problema músculo-tendineo y no ser diagnosticada correctamente. Las fracturas de estrés son una solución de continuidad parcial o total del hueso, determinada por el remodelado acelerado del mismo producido por las cargas habituales, no violentas y repetitivas de las actividades deportivas, afectando a todas edades.
Las fracturas de estrés pueden ocurrir en diversas zonas del cuerpo y las mismas están relacionadas con el deporte que se practique. Por ejemplo, serán más evidentes en las zonas del cuerpo con mayor sobrecarga; en el básquetbol aparecen en el hueso navicular del pie; en la gimnasia en las vértebras lumbares; en la carrera se evidencian predominantemente en tibias y metatarsos y en menor frecuencia en fémur y cadera.
Desde el punto de vista clínico se caracterizan por una historia de microtrauma repetitivo determinado por el ejercicio, caracterizado por un incremento súbito de la intensidad, frecuencia y duración; por dolor agravado con el ejercicio, palpación o percusión aún cuando puede estar presente en reposo; por enrojecimiento e inflamación en la zona y pudiesen estar presentes los antecedentes de una baja ingesta de calcio así como bajos niveles estrogénicos que se pueden acompañar de amenorrea y otros trastornos menstruales en mujeres.
Su diagnóstico dependerá de la habilidad del médico para evaluar los signos y síntomas propios de este problema así como de la correcta interpretación de las diversas evidencias radiológicas. Si bien los síntomas de las fracturas de estrés pueden parecerse a aquellos de otros tipos de lesiones, se pueden diagnosticar con marcada precisión mediante el uso del cintigrama óseo.
Al igual que con otras lesiones del sistema osteomuscular, las fracturas de estrés, pueden ser prevenidas. Por lo que los entrenadores deberán entender los factores de riesgo para su desarrollo y que medidas preventivas debería incluir en el programa general de entrenamiento:
Factores biomecánicos: El entrenador debería evidenciar si el atleta tiene alineaciones anómalas de los miembros inferiores como rodillas varas o valgas, pies planos o excesivamente arqueados,
Zapatos Deportivos: ¿El zapato del atleta le da un buen soporte al arco del atleta? ¿Tiene el zapato una buena capacidad de absorción de impacto? ¿Fija el calzado adecuadamente el talón? Cuándo el atleta corre, ¿supina o prona el pie?
Programa de entrenamiento: ¿Toma en cuenta el programa de entrenamiento la progresión adecuada de las cargas? ¿Incluye el programa de entrenamiento actividades distintas para reducir las cargas excesivas?
Hábitos nutricionales e historia ginecológica: ¿Se sabe si los ingresos nutricionales de calcio son los correctos y suficientes? ¿Se lleva control de la presencia de menstruación así como de sus características?
Existen diferentes recomendaciones para la prevención de las fracturas de estrés. Para los corredores podemos indicar:
Incrementos progresivos y lentos en las cargas aplicadas; Por ejemplo un incremento de un 10 a 15 % quincenal de la cantidad de entrenamiento en los corredores.
Carrera en superficies blandas como grama o arena
Mantenimiento de una dieta con cantidades adecuadas de calcio.
Uso de zapatos deportivos adecuados a las características del pie, forma de carrera y fase de entrenamiento.
Luego de un diagnóstico de una fractura de estrés en un corredor se deberá comenzar a rehabilitar rápidamente, tomando en consideración los siguientes factores:
Reposo activo: Si bien durante esta fase se permite una recuperación del hueso, se logra a través de actividades específicas mantener la función cardiovascular, la fuerza, la flexibilidad y la coordinación neuromuscular. En tal sentido se recomienda actividades en la piscina que van desde la natación hasta la carrera con salvavidas en la parte profunda así como el uso de la bicicleta estacionaria. Igualmente se desarrollarán programas de fuerza y flexibilidad específicos para el área lesionada y para las otras partes del cuerpo.
Estudio del patrón de carrera del corredor: En el mismo se establecerá el patrón biomecánico de carrera, si presenta anormalidades, si amerita zapatos de carrera con características específicas, o de algún aditamento específico como plantillas u ortesis.
Terapia nutricional y hormonal: La terapia nutricional y hormonal puede ser apropiada en ciertas fracturas de estrés, sobretodo en pacientes que presentan trastornos de la alimentación. La recomendación del uso de 1500 mg. de calcio en pacientes con fracturas de estrés cobra importancia en mujeres amenorréicas, quienes tienden a tener menor densidad ósea y están a riesgo de sufrir fracturas de estrés adicionales. La terapia estrogénica, usada tempranamente, puede ser beneficiosa por ser capaz de obtener y quizás revertir la disminución de la densidad ósea en atletas amenorréicas.
Retorno a la competencia: Los criterios para el retorno a la competencia para los atletas que han sufrido una fractura de estrés son:
Un rango articular completo y sin dolor de la zona lesionada
Una fuerza de la extremidad lesionada de al menos el 90% de la pierna contralateral
La ausencia de signos de fractura como dolor, inflamación o enrojecimiento
Una capacidad aeróbica y anaeróbica acorde a las demandas de la carrera
Habilidad funcional completa y sin dolor
RESUMEN
Las fracturas de estrés en los corredores son lesiones producidas por el microtrauma repetitivo que ocurren más frecuentemente en tibia y metatarsos. Un dolor localizado sobre una superficie ósea que este relacionado con un incremento de la actividad física es una señal para el diagnostico de una fractura de estrés. Su tratamiento es usualmente conservador y pocos casos requieren cirugía. El tratamiento incluye, además de una educación apropiada para el tratamiento, reposo activo, uso de anti-inflamatorios esteroideos, control radiológico seriado, terapia física cuando sea necesaria y un retorno controlado al entrenamiento y competencia.

AYER 12 KM EN 65 MINUTOS. COMODO Y CON BUENAS SENSACIONES

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