Por Hans Graf B
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Llorar no esta de más chamos. Se puede por diversas causas. La arrechera por caer con un tonto gol, la impotencia al no poder concretar los propios, ver rota la ilusión de seguir haciendo historia, la pesadumbre al ver a tu hijo con el corazón roto o incluso de alegría por haber puesto la vida en un torneo que desde cualquier punto de vista fue positivo, todos son argumentos válidos para cualquiera, todos son excusas para llorar, para reír.
Lloren, rían, pero no sientan pesar, no se sientan tristes, porque esto apenas comienza. Es un largo proceso que se viene gestando desde hace años, pero que con el paso de los chamos al Mundial sub-20 y su gran actuación al avanzar hasta octavos de final tiene definitivamente un antes y un después. El listón, como en todo en la vida, debe ir siempre hacia arriba y gracias a Dios eso es lo que ha pasado con las selecciones nacionales juveniles y la de mayores. No hay regreso posible a la cenicienta; cualquier descuido sería imperdonable y conformarse con una gran actuación como esta sería condenarnos al fracaso eterno. Venezuela apenas comienza y esta generación de chamos que actuó inspirada en los Vinotintos de la era de Richard Páez representa un futuro brillante. Un potencial increíble.
La mano de Cesar Farías y un cuerpo técnico dedicado, actuando bajo la filosofía de confiar en nuestras propias aptitudes, son el combustible para que se siga luchando en los dos juegos que quedan del pre mundial 2010. La sub-20 puede inspirar, pero la de mayores debe también seguir dando el ejemplo. Si no se logra en Cachamay o en Brasil, pues no importa porque esto abre el camino para que en la ruta al 2014 contemos con la mejor selección de todos los tiempos. Ahí estos chamos serán protagonistas nuevamente.
Hoy los de la sub-15 y sub-17 tienen una meta gigantesca para superar; los de la sub20 tendrán, en la ruta al 2014, que asegurarse un cupo directo al Mundial de Brasil y al mismo tiempo su gesta que culminó con ese amargo 2-1 ante Emiratos, se convertirá en la meta a vencer de quienes verán en ellos a sus ídolos. Tienen con qué y la historia los obligará a ello.
Hoy, como hace 32 años, sigo enamorado de mi Vinotinto y sé, ahora con más convicción que antes, que a no ser que me tengan una sorpresa preparada allá en el comando interestelar, no moriré sin ver a mi Vinotinto en un Mundial de los grandes. Ya los vi de chamos, solamente me queda esperar, trabajar, tener fe y paciencia para verlos de grande.
Regresen chamos a sus casas con la frente en alto. Compartan con sus familias, con sus amigos, con su gente. Ustedes como individuos son de oro puro (diamante en bruto dirían otros) y cada uno en su esencia, en su individualidad, supo también entender que la labor de equipo es lo único que puede sacar cualquier proyecto bueno adelante.
Este fin de semana cuando lleguen a sus casas, no se sientan héroes, no se sientan perdedores, no piensen que son dioses o seres inalcanzables, o que serán inmortales por siempre, porque en su infinita crueldad este nuestro pueblo tiende a borrar los éxitos para convertirlos en cuentos de camino. No se llenen de vanidad, ni exacerben con tonos nacionalistas el éxito alcanzado. No se dejen engañar por los aprovechadores de oficio, mantengan el equilibrio, la calma y el espíritu que los impulsó a llegar tan lejos.
Este fin de semana, cuando lleguen a sus casas, chamos de la vinotinto, piensen una sola cosa, piensen que ya son hombres de bien y vivan el resto de sus largas vidas convencidos de ello. Porque ustedes han logrado lo que al resto de nosotros, a ratos infelices habitantes de este país, parece consumirnos la vida entera.
25 minutos de calentamiento + 10 x 400 a 1:40 con 1 minuto de recuperación + 10 de cool down . Bastante buenas sensaciones aunque con un poco de sobrecarga en el gemelo izquierdo
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